Ramón Betrán Abadía
Consumo urbano y privatización de la ciudad. La construcción de la periferia en Zaragoza
Viernes, 4 de marzo del 2000
LA ACELERACIÓN DEL CRECIMIENTO URBANO
A mediados de los 80, el aumento continuo de población de las ciudades europeas parecía concluido. Se pensó que el planeamiento debería olvidarse de propiciar crecimientos apreciables para consagrarse a la mejora de la ciudad ya producida. Las teorías de la desaceleración del crecimiento coincidían con el clima de desconfianza en la capacidad de desarrollo ilimitado del sistema que siguió a las crisis de 1973-75 y 1980-83. Pero las llamadas a un crecimiento cero, prolongadas hoy en determinadas teorías de la sostenibilidad, ignoraban que el capitalismo necesita el constante crecimiento de la acumulación.
El sistema no frenó su crecimiento, lo que le hubiera llevado al colapso, sino que lo aceleró, con nuevos alicientes al consumo. Esta huida hacia delante se reflejó en una aceleración de la expansión urbana, corroborando que la cuestión central de la ciudad capitalista es su crecimiento (urbanismo=ordenación del crecimiento), que ya no es un hecho excepcional debido a razones demográficas sino que se justifica a sí mismo (Eberstadt 1909). Si la población no crece, para que los sectores vinculados a la producción inmobiliaria no entren en crisis, se inducen crecimientos por mecanismos que recuerdan a los de producción de falsas necesidades (Marcuse 1954). La lógica que prima en la producción de ciudad ya no es la de su calidad como medio vital de una colectividad, sino la de su rentabilidad como mercancía. Para propiciar el derroche de suelo urbanizado, entendido como mercancía producida para ser vendida, el sistema moviliza tres órdenes de resortes:
A) SOBREDIMENSIONAMIENTO DEL SUELO CLASIFICADO
La aceleración en los ciclos de consumo residencial se acompaña con el sobredimensionamiento de la capacidad residencial de los planes, de acuerdo con las necesidades de la promoción más que de una población estancada.
En 1981 se censaron en Zaragoza 203.404 viviendas (170.033 principales); sumando necesidades de reposición y debidas al crecimiento demográfico, la memoria del P.G.O.U. de 1986 estimó necesario alcanzar, durante su vigencia, 241.408 viviendas (excluyendo secundarias). Se esperaba que, entre 1984 y 1992, la población se elevara de 571.855 a 784.483 personas. En 1991, Zaragoza sólo tenía 594.394 habitantes, pero el número de viviendas se elevó a 241.750 (excluyendo secundarias, 228.623), sin que se hubiera gestionado ningún plan parcial residencial: en diez años, había crecido más el número de viviendas (38.346 nuevas) que el de habitantes (22.539).
El primer avance para la revisión del plan (1993), evaluó suelo clasificado, incluyendo solares, suelos urbanos no consolidados y urbanizables, capaz al menos para 34.221 nuevas viviendas. Sumadas a las existentes en 1991 (sin secundarias), supondría un parque de 262.844 viviendas: 21.436 más de las necesarias para alcanzar el techo de 784.483 habitantes.
La revisión del P.G.O.U. aprobada inicialmente en 1999 habilitó la construcción de 95.397 viviendas en suelos urbanos no consolidados y urbanizables, sin contar convenios. Con una media de 316 hab/viv, esto supone que durante la vigencia de la revisión, de 8 ó 10 años, 300.000 zaragozanos podrían trasladarse a zonas del término municipal que aún no están urbanizadas.
B) DISMINUCIÓN DE LA OCUPACIÓN LUCRATIVA
Si a las elevadas reservas mínimas para suelos de cesión del reglamento de planeamiento se suma la ampliación debida a diversas necesidades de la promoción (sobredimensionamiento viario; delimitación de una parcela para cada uso; espacios libres privados...), en los planes de desarrollo residencial resultan vastas superficies de suelo no residencial, prácticamente vacías, que propician la ruptura del continuo urbano dentro del mismo sector, y más aún con respecto a su entorno. Y a la poca superficie de suelo urbanizado ocupado por parcelas de uso lucrativo se añade la baja ocupación de las parcelas por la edificación. Se da la paradoja de un hacinamiento creciente en el espacio residencial construido, en medio de un derroche de espacios vacíos.
En los planes parciales que desarrollaron el P.G.O.U. de 1986, la superficie residencial neta se situó entre el 55-60% de la del sector, incluyendo viario privado y jardines de las viviendas. Con una densidad de 32 viv/ha (Parque Vistabella), cada habitante consume 100 m² de ciudad, sin contar lugares de trabajo, diversión, etc; con 20 viv/ha (Montecanal), el consumo de ciudad por persona es de 158 m²; con 8 viv/ha (sector 60), cada habitante consume 396 m² de suelo residencial. (En el distrito Casco antiguo, 38.907 personas ocupan 19845 ha. -51 m² por habitante- y en el distrito Centro , 60.589 habitantes ocupan 18157 ha. -30 m² por persona.)
C) LA CIUDAD COMO MERCANCÍA DE CONSUMO
La mercancía residencial se contamina con parámetros característicos del mercado de consumo, que introducen el factor de la ostentación (Veblen 1899) y alientan el acortamiento de los ciclos de renovación, induciendo aceleradores de obsolescencia material (regulación de la propiedad horizontal, deterioro de ámbitos urbanos...) y, sobre todo, simbólica (moda). El estímulo del consumo mediante recursos espaciales (tematización, ficcionalización, artificialidad...), muy desarrollada en el diseño de las catedrales del consumo, se extiende a las urbanizaciones residenciales (Ritzer 2000).
La vivienda individual agrupada en urbanizaciones cerradas es la forma idónea de la mercancía residencial: según encuestas, en España y en los demás países de la UE, la vivienda aislada «tipo Falcon Crest» es la deseada por el 80% de la población (Rodríguez Fraile 1987; Jarreau 1985). A partir de esta ideal, el producto de consumo vivienda ampliado en la urbanización-, se constituye como serie de simulacros de valor descendente, producidos por la industria inmobiliaria según la capacidad adquisitiva de los destinatarios: unifamiliar aislada (jardín a cuatro frentes), pareada (tres), adosada (dos) y pitufos dickensianos de los barrios rurales, con un pequeño espacio libre delantero. Estos signos irreductibles del simulacro de la verdadera casa permiten su descripción como tal, confiriéndole valor de cambio semántico.
Para la vivienda colectiva se establece una escala de valores integrada en última instancia por referencias al mismo modelo, ya de modo positivo (habilitación de la parte vacía de las manzanas como espacio libre con instalaciones comunitarias, zonas verdes, viviendas pasantes...) o negativo (situación en la periferia urbana, asociada a la huida de la ciudad, aislamiento).
EFECTOS DEL CRECIMIENTO SOBRE LA CIUDAD EXISTENTE
La necesidad de producir más y más ciudad implica el progresivo abandono de las partes producidas en fases anteriores. Primero la población y, más tarde las actividades terciarias se desplazan del centro a la periferia.
En Zaragoza, es clara la tendencia centrífuga en una distribución comercial cada vez más concentrada. Pryca, Augusta-Continente, Alcampo-Valdefierro, Grancasa-Hypercor o Alcampo-Utrillas se sitúan en la intersección del límite de la ciudad con los grandes ejes de salida para lograr la mayor accesibilidad, pero siempre quedan junto a grandes barrios relativamente alejados del centro y con implantación comercial escasa o anticuada: no compiten con el centro, sino con el comercio cotidiano de barrio. Pero también arrastran consigo actividades de ocio en competencia directa con el centro urbano. En Zaragoza, las grandes distribuidoras cinematográficas han promovido en los últimos años la apertura de tres grandes complejos multisala emplazados en centros comerciales periféricos: los RenoirAudiorama, con 4 salas, los Augusta, con 9, y los WarnerLusomundo, con 7: 20 nuevas salas en 3 complejos (en el centro quedan 19 salas en 8 complejos).
La oferta superabundante de viviendas periféricas produce tres órdenes de efectos sobre la ciudad ya producidas en ciclos anteriores:
- Vaciado de residencia y de actividad complementaria en la ciudad interior. El censo de 1991 demostró que, entre 1979 y 1991 hubo un decrecimiento muy pronunciado en las áreas centrales de Zaragoza, con mayor intensidad cuanto más antiguas eran: era muy fuerte en Casco antiguo (-2450%), en Ensanche (-2140%) y en el distrito Centro (-14%); el padrón de 1996 mostró que estas zonas volvieron a perder una media del más de un 5% de su población en 5 años. En 1991 ya había iniciado su declive demográfico la corona de ensanches de los años 50-70 (-11% en Torrero-La Paz, -650% en Delicias, -390% en Oliver-Valdefierro, -340% en San José y 324% en Las Fuentes).
Consecuentemente, en la ciudad producida va quedando un parque creciente de viviendas desocupadas que alimentan el ambiente de decaimiento y aceleran el proceso. Según el censo de 1991, estaban desocupadas el 2615% de las viviendas existentes en el Casco antiguo y el 1610% de las de la zona Centro; la media urbana era del 1440% (34.810 de 241.750). Como el crecimiento no radica en causas demográficas, sino en hábitos inducidos de consumo, en capitales pequeñas, como Huesca y Teruel, ocurre algo parecido. Según datos catastrales de finales de 1999, 6.448 de las 22.034 viviendas censadas en Huesca (2926%) están desocupadas; en la ciudad histórica están vacías 3.594 viviendas de 10.703 (3358%).
- Envejecimiento de la población, que deteriora la vitalidad de los sectores en declive residencial y hace presentir un futuro decrecimiento acelerado. Este fenómeno es muy grave en el casco romano, el ensanche de Santa Engracia o el sector Sagasta-Gran Vía, con una edad media superior a 42 años, mientras que en ACTUR, por ejemplo, la edad media es inferior a 34 años.
- Salvo en sectores centrales afectados por procesos de terciarización, el declive residencial no sólo produce vaciado demográfico, sino vaciado selectivo: se van los jóvenes con un determinado nivel de estudios o trabajo fijo. El vacío que crea este éxodo se traduce en viviendas vacías y marginalidad.
d) El realojo a gran escala de la población, promovido por el mercado inmobiliario y basado en la capacidad adquisitiva de los desplazados produce una profunda segregación social del espacio.
Los centros estrictos de las ciudades europeas parecen tener suficientes alicientes y no muestran síntomas de debilitamiento, sino de transformación, perdiendo funciones residenciales para ganar terciarias. Peores son las expectativas de las viejas y no tan viejas periferias, amenazadas por la creciente inestabilidad residencial y poco capaces de resurgir ante procesos de obsolescencia cada vez más acelerados. En Zaragoza, la competencia entre periferias residenciales, que posterga a las que no incorporan valor de novedad, ha golpeado a las más antiguasSan Pablo, Magdalena- y produce síntomas alarmantes en las más monstruosas nacidas en los años del desarrollismo. Pero los mayores problemas urbanos a largo y a medio plazo vendrán de las periferias recientes, porque constituyen elementos insertos en la ciudad de gran tamaño, difícil mantenimiento y nacidas ya con fecha de caducidad.
PROTAGONISMO DE LA INICIATIVA PRIVADA EN EL CRECIMIENTO URBANO
La ciudad crece como yuxtaposición de urbanizaciones privadas residenciales unitarias y débilmente conectadas, producidas con el solo objeto de su venta inmediata; la escala, el momento y los agentes de la ordenación urbana coinciden con la de la promoción inmobiliaria. La ciudad ya no es un dato previo a la promoción, sino que se traza junto con ésta y a su servicio. Si en los ensanches el poder público ordenaba de una vez el crecimiento urbano a largo plazo para que promotores privados construyeran luego a escala parcelaria, hoy son los promotores privados quienes van ordenando la ciudad, con gran autonomía urbanística, conforme conviene a sus intereses. Incluso dentro de cada plan de desarrollo se pospone el mayor número de decisiones a fases posteriores, más próximas al momento definitivo de la comercialización, por lo que dentro de cada sector se reproduce el aspecto de collage sin cohesión entre las partes.
Un efecto de la concepción mercantil de la producción urbana y de la responsabilidad empresarial de esta producción es la especialización de las nuevas periferias, concebidas como grandes promociones privadas residenciales. En los planes parciales que han desarrollado el P.G.O.U. de 1986 es mínima la proporción de suelos dedicados a usos lucrativos no residenciales; la media ponderada de la edificabilidad no residencial en los sectores de suelo urbanizable era de sólo un 12% (742% en los sectores de vivienda unifamiliar -incluyendo garajes-, y 1581% en los de colectiva). En la revisión de 1999 la edificabilidad lucrativa no residencial media es del 1287%.
Si el elemento generador de los ensanches era el espacio público, las nuevas periferias nacen como espacios privatizados que sustraen de lo público toda la actividad posible. Las nuevas urbanizaciones de Zaragoza tienen en común un desentendimiento agresivo con respecto a la ciudad como espacio común, manifiesto en las vallas, tapias y barreras de El Zorongo, Torre Pajaritos, Montecanal, polígono 60, La Floresta, Vistabella o Iberland, en numerosas supermanzanas de Universidad, ACTUR o Parque Goya, y en enclaves autistas en barrios tradicionales, desde San Pablo a Valdefierro.
Aparece como secundaria la cuestión de la dispersión, dependiente de la existencia de redes arteriales capaces de soportar urbanizaciones desperdigadas y de la competencia en un gran mercado regional de términos municipales accesibles. Sin redes y competencia, se producen modelos disgregados continuos como el de Zaragoza, más nocivos porque introducen en el territorio urbano el modelo de urbanización segregada e hipotecan el futuro desarrollo de la ciudad. A medio o corto plazo es previsible que en Zaragoza se vaya definiendo un modelo regional discontinuo que hoy anuncian las agrupaciones de viviendas adosadas de los barrios rurales y de núcleos vecinos bien comunicados (Cuarte, Cadrete, María, El Burgo, Pastriz, Villanueva, Zuera, San Mateo, Utebo, La Joyosa, Pinseque). Este proceso se acelerará conforme mejore la red arterial periurbana y a medida que el aumento de los precios de la vivienda en la ciudad induzca una emigración de la residencia de primeros adquirentes y familias con menor poder adquisitivo (Roca 1998).
CARACTERÍSTICAS DE LAS NUEVAS URBANIZACIONES RESIDENCIALES
La radicalización del monocultivo funcional y social en el modelo urbano consumista no sólo provoca una extremada especialización sectorial, sino una pormenorizada especialización parcelaria dentro de cada sector. Los planes de segundo grado se convierten en instrumentos casi estructurales que diseñan las operaciones de urbanización por delimitación de una serie de piezas monofuncionales dotadas de la mayor autonomía, caracterizando a la composición urbana por la independencia entre la forma planimétrica y su contenido. El formalismo en planta con que suele trazarse el viario de cesión se combina con la indefinición volumétrica y funcional; abundan los espacios urbanos tradicionales que sólo lo son sobre el plano, por la falta de relación con tipos edificatorios y por la imposibilidad de vida civilizada en las nuevas extensiones urbanas.
En las nuevas periferias, todo parece el sucedáneo de un logro imposible. Las palabras corroboran las distancias: las calles dejan su lugar a los viales, meros elementos funcionales dedicados a circular; los jardines y los parques nada tienen que ver con los espacios libres y las zonas verdes; los equipamientos son dotaciones funcionales incapaces de constituir monumentos, elementos aglutinadores de la vida colectiva y puntos fijos de la ciudad.
EL DETERIORO DE LA CALLE
Los nuevos sistemas viarios se estratifican en tres niveles:
- Autovías urbanas de sistema general, carentes de urbanidad, que comunican los sectores entre sí y con el centro mediante desplazamientos rodados, y que al mismo tiempo forman potentes barreras que los aíslan mutuamente;
- Viario local estructurante de dominio público, limitado a la distribución del tráfico rodado desde el sistema general a los ámbitos residenciales privados.
c) Ramales privados que discurren dentro de las zonas residenciales y sirven a los bloques o a las viviendas individuales. Su privacidad los invalida como calles, pues en ellos no caben derechos ciudadanos ni relaciones mutuas. A corto plazo, los problemas de conservación serán graves, y darán lugar a desequilibrios entre unas y otras partes de la ciudad, según la capacidad de sus habitantes para afrontar los gastos. Este sistema de callejas privadas rememora en su titularidad, uso y aspecto los adarves de la ciudad islámica, al igual que el cercado de las urbanizaciones y la atomización del plano urbano recuerda sus malhallahs segregadas. Ambas ciudades, lejanas en el tiempo, tienen en común el protagonismo de la actividad privada y la debilidad del sector público. Pero ahora el elemento aglutinante no es la tribu, ni la raza, ni la religión, sino haber comprado la vivienda al mismo promotor.
La privatización del espacio urbanizado expresa una profunda desocialización y revela, como causa y efecto, la enorme vulnerabilidad de la ciudad extensiva. El aislamiento de la población en nichos estancos de gran homogeneidad social produce desconocimiento mutuo y estimula el miedo a los demás, debilitando la sociedad urbana en sus cimientos (Sennet 1990).
EL DETERIORO DEL ESPACIO PÚBLICO
En las nuevas periferias se superponen tres niveles de espacios recreativos caracterizados por su grado de privacidad:
- La escala doméstica, en la que penetran los medios electrónicos de comunicación de masas, verdaderos sustitutos del espacio público tradicional (Marcuse 1954; McLuhan 1962; Echeverría 1994).
- La escala particular y comunitaria, concretada en espacios libres de titularidad privada, de una familia o de varias que viven alrededor, y
- La escala pública, en espacios libres de uso y dominio público.
Si los espacios libres privados proliferan, en los públicos es difícil mantener el pulso social. El mayor prestigio de lo privado y la falta de volumen de actividad, fomentan la reducción de los espacios libres públicos a barreras perimetrales de las zonas residenciales; su enclaustramiento los expulsa fuera de sus vallas, como fosos (Canalpark, PSV). Los espacios privados, que se venden, asumen toda la carga simbólica de lo placentero y de lo comunitario.
EL DETERIORO DE LA EDIFICACIÓN PÚBLICA
Nada hay en las nuevos periferias parecido a los monumentos que identificaban a la colectividad en la ciudad tradicional. La vivienda es el único elemento significante, de acuerdo con la disolución de los lazos sociales en la fase unidimensional del capitalismo y con la concentración de los valores en las mercancías en venta. Para cada familia, el centro de la ciudad es su propia casa, penetrada por las redes telemáticas.
El acortamiento de los ciclos de consumo residencial dificulta la sedimentación de una urbanización en barrio con identidad social e histórica. Privado de tiempo, el espacio no llegará a sublimarse en lugar.
La cuestión de las dotaciones se plantea como el problema estrictamente cuantitativo de la satisfacción de los estándares reglamentarios. Como estas parcelas no se venden, ocupan los lugares menos atractivos del sector. La imprevisión en la promoción de la edificación que erigirá la entidad destinataria lleva a la desformalización de la relación entre edificios públicos y ciudad.
El equipamiento comercial requiere un comentario especial, por su estrecha relación con las necesidades de la residencia y con el consumo familiar. El centro comercial, que mezcla comercio y ocio, con sus falsas calles interiores, sustituye al espacio urbano en la misma medida en que el ciudadano ha sido sustituido por el cliente.
LA RESIDENCIA: SECTORES DE
VIVIENDA UNIFAMILIARLa ideología burguesa considera la casa como hogar. Se cimienta el mito de la vida en familia, replegada sobre sí misma y de espaldas al espacio público, que deja de ser lugar de relación y se reduce a camino del trabajo a casa; la vida social que puede acoger es sospechosa de desórdenes, delincuencia e inmoralidad. La casa es caparazón protector de una familia amenazada en un mundo hostil. Según Jarreau (1985), la casa aislada se valora como proyección de la personalidad familiar y como imagen de la verdadera casa. Como proyección de la vida familiar, aparece en el imaginario colectivo como castillo, inserto en una parcela que es más foso que jardín. Como construcción expresiva del yo, la vivienda unifamiliar se impone a la colectiva.
Por eso, los promotores sacrifican, si es necesario, la racionalidad urbanística a la producción del valor-signo vivienda aislada: en la nueva periferia, sólo en caso necesario para acoger toda la edificabilidad o la densidad, se proyectan viviendas colectivas, y, en este caso, para una demanda de segunda categoría (v.gr., aprovechamiento lucrativo de cesión). En ocasiones (Montecanal, sector 56-1), la emulación a ultranza del universal Falcon Crest provoca graves conflictos entre densidad y tipo.
LA RESIDENCIA: SECTORES DE
VIVIENDA COLECTIVAEn los sectores de vivienda colectiva, la escala de la promoción, que abarca manzanas completas (Universidad, ACTUR, Parque Goya), la búsqueda de las mejores condiciones de la mercancía residencial (reducción de fondos y aumento del espacio central de la manzana) y la incorporación de elementos propios de la vivienda individual (espacios libres privados, piscina, pistas deportivas) transforman la manzana intervías de los ensanches en lo que podemos llamar manzana autista.
La manzana autista semeja la manzana tradicional cerrada, pero la promoción múltiple de edificios profundos entre medianeras es sustituida por un bloque continuo de poco fondo que rodea una manzana indivisa y se organiza como los tradicionales bloques abiertos, aunque alineado a la calle por dos o tres lados de la manzana, generando bloques lineales paralelos o disposiciones en L o C. La manzana autista se caracteriza por una organización centrípeta y no centrífuga del perímetro residencial; los zaguanes no se abren hacia la calle, como en los edificios de la manzana de ensanche, sino hacia el patio central, privado, al que se accede desde la vía pública por uno o dos puntos (Ezquiaga 1997). Las calles que rodean la manzana, privadas de accesos a portales y comercio, son inhóspitas, sólo aptas para el tráfico rodado, estimulado por las largas distancias entre accesos a las manzanas. El vaciado de actividad y tránsito se incrementa por efecto de las bajas densidades y de la concentración del comercio: los bloques residenciales se cierran a la calle en sus plantas bajas, desapareciendo el zócalo comercial, sustituido por las hileras de pilares de las plantas bajas diáfanas o por muros ciegos. Aparece así la nueva manzana, aun en su especie cerrada, como otro elemento disgregador, de privatización de la vida colectiva, que se emancipa contra la ciudad.
Aunque se ha tendido a ver en esta organización una respuesta más urbana contra los tipos abiertos de los 60 y 70, su razón última radica en ventajas de comercialización de la vivienda. Frente a bloques abiertos centrados (Kasan, Parque Miraflores), que dejaban el espacio libre privado entre la edificación y la calle, los bloques abiertos perimetrales buscan la apropiación funcional de ese espacio libre por los compradores de viviendas, convirtiéndolo en eficaz gancho para el consumo, porque aproxima el valor de cambio semántico de la vivienda colectiva al de la más prestigiosa vivienda individual.
Podemos concluir que la reintroducción, meramente formal, de la manzana cerrada no es la panacea de la urbanidad, como tampoco cabe establecer diferencias sustanciales en cuanto a urbanidad entre los sectores de vivienda unifamiliar y los de vivienda colectiva. En ciertas condiciones, ni siquiera la dispersión es en sí misma peor que la ciudad absolutamente compacta. Es más importante la relación entre crecimiento y ciudad consolidada, entre usos, entre vacíos y llenos, y, sobre todo, la relación entre lo público y lo privado, la gran cuestión, en nuestra opinión, del urbanismo zaragozano actual.
SECTOR
ZONA
SUPERFICIE
(m²)
EDIFICABILIDAD
SUPERFICIE EDIFICABLE (m²t)
DENSIDAD
Viv/Ha.
NÚM. DE VIVIENDAS
CONSUMO DE
SUELO POR
VIVIENDA (m²)
RESIDENCIAL
OTROS USOS
TOTAL
RESIDENCIAL
OTROS USOS
TOTAL
INDIVID.
COLEC.
TOTAL
51
H-2/1
130.300
0825
0175
1000
107.49750
22.80250
130.30000
75
0
1195
1.195
10904
56/1
H-3/1
223.327
0360
0060
0420
80.39781
13.39963
93.79744
32
602
108
710
31455
56/2
H-3/1
316.375
0360
0060
0420
113.89464
18.98248
132.87712
32
500
500
1.000
31638
56/3
H-2/1
389.700
0825
0175
1000
321.50250
68.19750
389.70000
75
0
2.930
2.930
13300
57-58/1
H-3/1
136.000
0360
0060
0420
48.96000
8.16000
57.12000
32
435
0
435
31264
60
H-4/1
343.600
030
---
0300
103.08000
---
103.08000
8
274
0
274
1.25402
61/1
H-4/1
137.700
030
---
0300
41.31000
---
41.31000
8
110
0
110
1.25182
61/2
H-4/1
277.400
030
---
0300
83.22000
---
83.22000
8
222
0
222
1.24955
61/3
H-4/1
121.200
030
---
0300
36.36000
---
36.36000
8
97
0
97
1.24948
61/4
H-4/1
252.700
030
---
0300
75.81000
---
75.81000
8
202
0
202
1.25099
71/1
H-2/2
77.200
0715
0085
0800
55.19800
6.56200
61.76000
60
250
210
460
16783
71/2
H-2/2
69.600
0715
0085
0800
49.76400
5.91600
55.68000
60
153
265
418
16651
72/1
H-2/2
65.500
0715
0085
0800
46.83250
5.56750
52.40000
60
80
312
392
16709
84/1
H-4/2
81.800
026
---
0260
21.26800
---
21.26800
17
139
0
139
58849
89/1-2
H-3/2
1.318.800
0225
0040
0265
296.73000
52.75200
349.48200
20
2.637
---
2.637
50011
Total sect. unifamiliares
2.533.20000
02597
00208
02805
657.77800
52.75200
710.53000
1453
3.681
0
3.681
68818
Total sect. mixtos
675.70200
03600
00600
04200
243.25245
40.54211
283.79456
3175
1.537
608
2.145
31501
Total sect. colectivos
732.30000
07931
01489
09420
580.79450
109.04550
689.84000
7367
483
4.912
5.395
13574
Total SUP 1986
3.941.20200
03760
00513
04273
1.481.82495
202.33961
1.684.16456
2847
5.701
5.520
11.221
35124
SECTORES DE SUELO URBANIZABLE PROGRAMADO EN EL PLAN GENERAL DE ZARAGOZA DE 1986
SECTOR
SUPERFICIE
(m²)
EDIFICABILIDAD (m²/m²)
SUPERFICIE EDIFICABLE (m²t)
DENSIDAD
(Viv/Ha.)
NÚMERO DE
VIVIENDAS
CONSUMO DE
SUELO POR
VIVIENDA (m²).
RESIDENCIAL
OTROS USOS
TOTAL
RESIDENCIAL
OTROS USOS
TOTAL
38/1
202.000
036
006
042
72.720
12.120
84.840
36
727
27785
38/2
67.000
036
006
042
24.120
4.020
28.140
37
248
27016
38/3
117.000
036
006
042
42.120
7.020
49.140
37
433
27021
38/4
627.000
038
007
045
238.260
43.890
282.150
38
2.383
26320
88/1
648.000
033
004
037
213.840
25.920
239.760
33
2.138
30309
52-C
101.400
036
006
042
36.504
6.084
42.588
37
375
27040
55-1
168.600
044
006
050
74.184
10.116
84.300
44
742
22722
SG-1
407.900
035
005
040
142.765
20.395
163.160
35
1.428
28564
LC-1
124.000
029
003
032
35.960
3.720
39.680
29
360
34444
LC-2
244.000
029
003
032
70.760
7.320
78.080
30
732
33333
TOTAL
2.707.100
03514
00519
04033
951.233
140.605
1.091.838
3534
9.566
28299
SECTORES DE SUELO URBANIZABLE DELIMITADO EN LA REVISIÓN DEL PLAN GENERAL DE ZARAGOZA DE 1999
CENSO DE VIVIENDA DE 1991 (ZARAGOZA): DISTRIBUCIÓN POR DISTRITOS
Dist 1
Dist 2
Dist 3
Dist 4
Dist 5
Dist 6
Dist 7
Dist 8
Dist 9
Dist 10
Dist 11
Dist 12
TOTAL
Casco antiguo
Centro
Delicias
Ensanche
San José
Las Fuentes
La Almozara
Oliver Valdefierro
Torrero-La Paz
Margen izquierda
Barrios rur. norte
Barrios rurales sur
Vivienda principal
14.390
21.136
37.087
19.611
24.234
16.079
9.429
6.916
11.263
25.205
4.662
3.304
193.316
Vivienda secundaria
945
1.361
2.787
1.927
1.491
673
475
231
410
766
1.038
1.023
13.127
Vivienda desocupada
5.470
4.322
4.735
2.776
3.377
2.711
1.516
1.345
2.076
4.706
719
1.057
34.810
Otro tipo de vivienda
110
28
98
84
31
15
27
17
10
24
25
28
497
TOTAL VIV. FAMILIARES
20.915
26.847
44.707
24.398
29.133
19.478
11.447
8.509
13.759
30.701
6.444
5.412
241.750
Alojamientos Fijos
2
2
1
2
3
36
1
3
10
6
1
67
Alojamientos Móviles
1
2
5
1
1
10
3
4
6
3
3
36
1
4
10
6
1
77
TOTAL
20.921
26.855
44.719
24.404
29.139
19.550
11.447
8.511
13.767
30.721
6.456
5.414
241.904
PORCENTAJES SOBRE EL TOTAL DE VIVIENDAS FAMILIARES
Dist 1
Dist 2
Dist 3
Dist 4
Dist 5
Dist 6
Dist 7
Dist 8
Dist 9
Dist 10
Dist 11
Dist 12
TOTAL
Vivienda principal
68,80%
78,73%
82,96%
80,38%
83,18%
82,55%
82,37%
81,28%
81,86%
82,10%
72,35%
61,05%
79,97%
Vivienda secundaria
4,52%
5,07%
6,23%
7,90%
5,12%
3,46%
4,15%
2,71%
2,98%
2,50%
16,11%
18,90%
5,43%
Vivienda desocupada
26,15%
16,10%
10,59%
11,38%
11,59%
13,92%
13,24%
15,81%
15,09%
15,33%
11,16%
19,53%
14,40%
Otro tipo de vivienda
0,53%
0,10%
0,22%
0,34%
0,11%
0,08%
0,24%
0,20%
0,07%
0,08%
0,39%
0,52%
0,21%
TOTAL_ VIV. FAMILIARES
100,00%
100,00%
100,00%
100,00%
100,00%
100,00%
100,00%
100,00%
100,00%
100,00%
100,00%
100,00%
100,00%
CENSO DE POBLACIÓN 1991. ZARAGOZA. POBLACIÓN (POR DISTRITOS)
distritos
total censo 1991
porcentaje del total
total padrón 1996
porcentaje del total
tasa de variación
superficie (has)
porcentaje del total
habitantes por hectárea
1. Casco antiguo
41.025
6,90%
38.907
6,47%
-5,16%
198,45
0,19%
196,05
2. Centro
63.721
10,72%
60.489
10,05%
-5,07%
181,57
0,17%
333,14
3. Delicias
112.173
18,87%
111.915
18,60%
-0,23%
328,46
0,31%
340,73
4. Ensanche
60.692
10,21%
59.234
9,84%
-2,40%
6.823,16
6,44%
8,68
5. San José
72.488
12,20%
69.216
11,50%
-4,51%
380,63
0,36%
181,85
6. Las Fuentes
49.390
8,31%
48.485
8,06%
-1,83%
13.065,44
12,34%
3,71
7. La Almozara
29.284
4,93%
26.591
4,42%
-9,20%
528,58
0,50%
50,31
8. Olver-Valdefierro
23.425
3,94%
25.038
4,16%
6,89%
1.143,88
1,08%
21,89
9. Torrero-La Paz
34.616
5,82%
34.665
5,76%
0,14%
13.293,76
12,55%
2,61
10. Margen izquierda
81.376
13,69%
96.669
16,07%
18,79%
1.808,49
1,71%
53,45
11. Barrios rurales norte
15.209
2,56%
17.986
2,99%
18,26%
49.897,47
47,12%
0,36
12. Barrios rurales sur
10.995
1,85%
12.479
2,07%
13,50%
18.245,11
17,23%
0,68
594.394
100,00%
601.674
100,00%
1,22%
105.895,00
100,00%
5,68
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