UN ACCESO MECÁNICO EN LA CIUDAD DE TOLEDO
 

Uno de los problemas, entre otros, que tiene la ciudad de Toledo es el tráfico rodado en un casco que no está preparado para ello y que entorpece la actividad normal de una ciudad de estas características, su comercio, que actúa como elemento agresivo, contaminante y perjudicial para los monumentos y el tranquilo deambular de sus habitantes. De ahí que parece razonable que se plantee como alternativa dejar los coches al pie de la muralla, al pie de los accesos a la ciudad, de manera que la mayoría de los vehículos que transitan hoy por ella, posiblemente sólo para acceder al puesto de trabajo, puedan quedarse fuera del Casco Histórico y estudiar las posibilidades de construcción de algunos elementos -en este caso escaleras mecánicas-, que faciliten el acceso a las personas que depositan su vehículo a la entrada de la ciudad para salvar el fuerte desnivel que la ciudad de Toledo tiene, del orden de cincuenta y cinco metros de altura, desde el pie de la muralla, hasta la parte alta de la ciudad.

El problema se ha agravado en los últimos años con la conversión de la ciudad de Toledo en capital de la Autonomía y haber habilitado antiguos palacios, conventos, etc. para edificios institucionales de gobierno de esta Autonomía, lo que ha supuesto que 3.000 o 4.000 funcionarios, que normalmente viven en la ciudad nueva, accedan cada día con su vehículo a su puesto de trabajo situado en los edificios de la ciudad antigua.

El proyecto plantea realizar la construcción de un aparcamiento subterráneo al pie de las murallas y unas instalaciones de acceso mecánico a la parte alta de la ciudad.

Decidimos plantear unas escaleras mecánicas adaptadas a las curvas de nivel, a la topografía de la ladera.

El trazado quebrado de las escaleras intenta por una parte adaptarse a la ladera, a su topografía, al desnivel existente, pero por otra parte también se quiso evitar el vértigo que sin duda puede producir el gran desnivel, al contemplarlo en línea recta, por eso el trazado de las escaleras es quebrado evitando así percibir el desnivel en toda su dimensión y por lo tanto la sensación de vértigo que se pudiera tener. Enseguida nos enfrentamos con el problema de cómo hacer estas escaleras que se nos pedía estuviesen resguardadas por una cubierta que las protegiese, para facilitar su mantenimiento -aunque estas escaleras mecánicas están perfectamente preparadas y construidas para ir al exterior-. Evidentemente si están cubiertas y protegidas de la lluvia, el mantenimiento parece que puede ser más económico, y en ese punto se insistió mucho, por lo que nuestra preocupación fundamental fue la sección, la cubierta. Un tema realmente difícil, de ahí que enseguida pensáramos que las escaleras podían ir adaptándose a la topografía provocando una ranura en la ladera, casi como una ceja, una abertura, un corte quebrado que se estableciese en la misma y que alojase en su interior las escaleras, mediante la construcción de un elemento, que pudiera convertirse en una cubierta vegetal, de manera que sólo apareciese ese corte, esa incisión en la ladera. En ese sentido empezamos a trabajar.

Queríamos que la gente que accediese a través de esta ranura, a través de esta ventana, viese el paisaje de la ciudad a medida que ascendía, viese el paisaje lejano.